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martes, 13 de septiembre de 2011

Romance Matemático




Veraneaba una derivada enésima en una pequeña casa situada en la recta del infinito del plano de Gauss, cuando conoció a un arcotangente simpatiquísimo de espléndida representación gráfica que además pertenecía a una de las mejores familias trigonométricas. En seguida notaron que tenían propiedades comunes.


Un día, en casa de una parábola que había ido a pasar allí una temporada con sus ramas alejadas, se encontraron en un punto aislado de ambiente muy íntimo. Se dieron cuenta que convergían hacia límites cuya diferencia era muy pequeña como se quisiera. Acaramelados en un entorno de radio épsilon se dijeron mil teoremas de amor. Había nacido un romance.


Cuando el verano pasó y las parábolas volvieron al origen, la derivada y el arcotangente eran novios. Entonces empezaron las largos paseos por las asíntotas, siempre unidos por un punto en común; los interminables desarrollos en serie bajo los conoides llorones del lago y las innumerables sesiones de proyección ortogonal Hasta fueron al circo, donde vieron una tropa de funciones logarítmicas dar saltos en sus discontinuidades. En fin, lo que eternamente hacían los novios.


Durante un baile organizado por una de las cartesianas, primas del arcotangente, la pareja pudo tener el mismo radio de curvatura en varios puntos. Las series melódicas eran de ritmos uniformemente crecientes y la pareja giraba entrelazada alrededor de un mismo punto doble. Del amor había nacido la pasión. Enamorados locamente, sus gráficas coincidían en más y más puntos.


Con el beneficio de la venta de unas fincas que tenía en el campo complejo, el arcotangente compró un recinto cerrado en el plano de Riemann. En la decoración se gastó hasta el último infinitésimo. Adornó las paredes con unas tablas de potencias de "e" preciosas, puso varios cuartos de divisiones del término independiente que costaron una infinitud. Empapeló las habitaciones con las gráficas de las funciones más conocidas, puso varios paraboloides de revolución chinos de los que surgían desarrollos tangenciales en flor y Bernoulli le prestó su lemniscata para adornar su salón durante los primeros días. Cuando todo estuvo preparado, el arcotangente se trasladó al punto impropio y contempló satisfecho su dominio de existencia.


Varios días después fue en busca de la derivada de orden y cuando llevaban rato charlando de variables arbitrarias, le espetó, sin más:- Por qué no vamos a tomar unos neperianos a mi apartamento? . De paso lo conocerás ha quedado monísimo.Ella, que le quedaba muy poco para anularse, tras una breve discusión del resultado aceptó.


El novio le enseñó su dominio y quedó integrada. Los neperianos y una música armónica simple, hicieron que entre sus puntos existiera una correspondencia unívoca. Unidos así miraron al espacio euclidiano. Los asteroides rutilaban en la bóveda de Viviany ... eran felices.- No tienes calor ?.- Dijo ella.-Yo si, Y tú?.-Yo también.- Ponte en forma canónica, estarás más cómoda.


Entonces el le fue quitando constantes. Después de artificios operacionales la puso en paramétricas racionales.


- Qué haces?. Me da vergüenza ...- Dijo ella. - Te amo, yo estoy inverso por ti... déjame besarte la ordenada del origen ... no seas cruel ... ven ... dividamos por un momento la nomenclatura ordinaria y tendamos al infinito...


El le acarició sus máximos y sus mínimos, y ella se sintió descompuesta en fracciones simples. ( Las siguientes operaciones quedan a penetración del lector).


Al cabo de algún tiempo la derivada enésima perdió su periodicidad. Posteriormente análisis matemáticos demostraron que su variable había quedado incrementada y su matriz era distinta de cero.


Ella le confesó a él:- Voy a ser primitiva de otra función. Él respondió: - Podríamos eliminar los parámetros elevando al cuadrado y restando.- Eso es que ya no me quieres!.- No seas irracional, claro que te quiero. Nuestras ecuaciones formarán una superficie cerrada, confía en mi.


La boda se preparó en un tiempo diferencial de t, para no dar que hablar en el círculo de los nueve puntos. Los padrinos fueron el padre de la novia, un polinomio lineal de exponente entero, y la madrina fue la madre del novio, una asiroide de noble asíntota. La novia lucía coordenadas cilíndricas de Satung y velo de puntos imaginarios. Ofició la ceremonia Cayley, auxiliado por Pascal y el nuncio S.S. monseñor Ricatti.


Hoy día el arcotangente tiene un buen puesto en una fábrica de Series de Fourier, y ella cuida en casa cinco lindos términos de menor grado.

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